Cuando violencia y amor conviven. Porque quién no habrá escuchado «es que claro, te quiere tanto que tiene celos, es normal. A lo mejor te has pasado tú un poquito, deberías entenderle y evitar estas situaciones, que no lo pase mal». Queda muy romántico y muy bonito así a simple vista pero un día es un enganche momentáneo, otro día pueden ser gritos y un día ya no nos parece tan bonito cuando por celos se ejerce la violencia física o nos excedemos en el control.

Pues Ok. Sigamos justificando las violencias. Creo que si nos relacionamos con nuestros vínculos de esta manera el mensaje que les mandamos es que están allí para mí, para darme lo que me falta, para que nunca tenga que sostenerme yo. Quizás empecemos a ver que los celos pueden aparecer pero que es algo que debemos aprender a gestionar y a no cargar en la otra persona sin hacer antes un proceso personal de ver qué se nos remueve y los miedos que puedan haber debajo; «me va a dejar», «descubrirá que la otra persona le gusta más», «yo no valgo»…

A menudo la defensa en contra de la no monogamia dice; «si no tenéis celos y os da igual compartir vuestra pareja es que no amáis de verdad». Pues cuidado, porque si los celos son prueba de amor y nos lanzamos a vivirlos intensamente la cosa puede acabar bastante mal.