Durante años el sistema nos enseñó a reaccionar según unos patrones, con un mismo mapa de la realidad que parecía que tenía que servir para todo el mundo. “Si tarda en contestar, es que no te respeta”, “si quiere pasar más tiempo con sus amistades que contigo, es que no te valora”, “si no está preparado o preparada para irse a vivir contigo, es que no es LA persona”.

Sin grises; nos quedábamos con el blanco o el negro y si dudábamos el sistema nos decía “ante eso, HAY QUE hacer eso otro, OBVIO”.

Pero salir de los modelos relaciones normativos y tradicionales nos hace romper estas dinámicas y el resultado es que nos quedamos un poco sin mapa. Nos ampara una sensación de desorientación y de mucha inseguridad al darnos cuenta de que no tenemos referencias que nos ayuden a hacer las cosas “bien”.

Lo que no nos enseñan es a ir dibujando nuestro propio mapa, un mapa personal e intransferible, porque cada persona es un mundo y sus necesidades son distintas. Un mapa que poco a poco nos permita irnos conociendo, borrando de él las rutas que nos llevan a callejones sin salida a la vez que trazamos nuevas rutas que nos permiten disfrutar y encontrarnos en nuevos paisajes.

Es absolutamente normal que, en el proceso de dibujo de nuestro mapa, dudemos. Constantemente. Podemos nutrirnos de experiencias de otras personas que nos den ideas y nos ayuden a perdernos menos, pero finalmente será nuestra experiencia la que nos de lo que tanto ansiamos; seguridad, autoconfianza y autocrecimiento.

Y a la vez, permitámonos expandir este mapa hasta donde queramos. Porque el mapa de lo normativo es limitado, pero nuestro mapa personal, cuando aprendemos a dibujarlo, puede ser infinito.

¿Cómo te va en la construcción de tu propio mapa? ¿Cuáles han sido tus aprendizajes al soltar cadenas y empezar a vivir tu vida según tus propias normas?